Es importante que los pacientes que serán intervenidos de una cirugía bariátrica conozcan la dieta que llevarán antes y después de su operación.
Existe la duda acerca de la cantidad, la frecuencia y el tipo de comida que se podrá ingerir y si en algún momento se volverá a la dieta normal.
La Médica Nutrióloga del equipo se encarga de proporcionar las indicaciones sobre la dieta que debe llevar el paciente, la misma que es obligatoria pues reduce la posibilidad de complicaciones y permite comenzar un nuevo estilo de vida y adoptar hábitos alimenticios saludables.
La dieta preoperatoria consiste en disminuir la cantidad de alimentos sólidos tres días antes de la cirugía, es decir, se indica consumir abundantes líquidos y dieta a base de proteína, eliminando las grasas y los hidratos de carbono.
A la dieta postoperatoria la dividimos en fases de acuerdo al tiempo:
Fase 1: Primera semana
En ésta primera fase se indica una dieta de líquidos claros, es decir cualquier líquido transparente y no espeso. Pueden ser bebidas hidratantes como el gatorade, agua pura, aguas aromáticas, caldos, jugos, gelatina, etc. Esta dieta inicia a las 24 horas de haber sido operado.
El paciente debe estar completamente comprometido a llevar esta dieta durante los primeros ocho días luego de su cirugía porque cualquier alimento fuera de la dieta líquida que se llegue a ingerir implica un riesgo agregado y elevado de desarrollar complicaciones; ya que al introducir un alimento sólido en el estómago recién operado podría provocar un aumento de la presión dentro de éste órgano y provocar que la línea de grapas ceda y se presente una fuga del contenido gástrico.
Puede parecer difícil sin embargo el paciente se adapta fácilmente ya que siente restricción desde el primer sorbo de agua, aún así le pedimos que ingiera al menos 2 litros de agua al día. Una buena estrategia es hacerlo dando pequeños sorbos de forma constante durante todo el día.
Se recomienda evitar el café, cítricos, refrescos, cerveza, o cualquier bebida con gas y con alcohol, para evitar que existan síntomas como reflujo y acidez.
Fase 2: Segunda y tercera semana
Para estas semanas, la mayoría de los pacientes están completamente adaptados y satisfechos con la dieta. Se da paso a una dieta de líquidos completos, es decir referimos a líquidos ya más densos como licuados altos en proteínas, sopas, cremas, etc. Cualquier líquido no irritante, sin alcohol o gas es permitido. Es importante que el paciente tome 2 litros de agua al día para mantenerse bien hidratado.
En esta etapa lo más importante es ingerir entre 50 y 70 gramos de proteína por día en forma líquida, con los suplementos de proteínas y los caldos de res, pollo y mariscos.
Fase 3: Cuarta semana
Se considera la última fase del proceso de adaptación posterior a la cirugía antes de ingerir dieta normal o sólida, consiste en una dieta de papillas, es decir cualquier alimento que pueda cambiar a consistencia suave como verduras, pollo, res, frutas, huevo, queso cottage, etc. Es importante que siempre se vigile el contenido calórico de los componentes de la papilla.
Fase 4: Primer mes después de la cirugía
En este tiempo llegamos a la dieta sólida.
La recomendación más importante es masticar el alimento muy bien,deberá masticar cada bocado entre 20 y 30 veces para evitar molestias y sentir la señal de saciedad en el momento adecuado para evitar comer más de lo necesario. Las porciones no deberán ser más grandes que la palma de la mano del paciente.
Puede volver a comer picantes, salsas, condimentos, pero no en exceso, además puede volver a consumir alcohol pero debe hacerlo con moderación ya que como el hígado estará metabolizando la grasa de su cuerpo que utilizara como fuente de energía, su tolerancia al alcohol disminuirá considerablemente.
Después de los 2 meses
En este tiempo el paciente ya tendrá hábitos alimenticios adecuados y deberá haber dejado aquellos malos hábitos que lo llevaron a la cirugía. Ya puede comer normalmente cualquier alimento sin molestias pero siguiendo una dieta más saludable y en porciones moderadas.
Es necesario recordar que el alcohol y cualquier otro alimento no sólido de alto contenido calórico no es recomendable en exceso en ningún momento después de la cirugía ya que afectaría los resultados finales en cuanto a la cantidad de pérdida de peso.
En realidad no hay algún alimento que quede totalmente prohibido pero se debe moderar lo que se come para poder alcanzar con éxito el peso y salud deseada además hay que recordar que la cirugía es una excelente herramienta para perder peso y mejorar las enfermedades asociadas, sin embargo, se trata de una herramienta y no de una solución mágica, pues deberá poner de su parte desde primer día posterior a su cirugía para lograr alcanzar las metas y obtener el máximo provecho a su inversión que se verá reflejada en una mayor cantidad y calidad de vida.